Trish, una treintañera que ha perdido a su hijo mayor en un accidente observa el crecimiento de su hija que padece de autismo. A los siete años, Mia no muestra ningún tipo de sentimiento hacia su madre y solo habla de cosas que no parecen tener mucho sentido.
Sin embargo, un trabajador social habla a Trish sobre otra chica que solía hacer unos dibujos similares y que tenía los mismo síntomas que su hija Mia. Trish descubrirá que varias chicas en el pasado han tenido estos mismos síntomas y que todas han muerto a la misma edad que tiene su hija actualmente.
Con la ayuda de Bárbara, una psiquiatra, Trish entenderá que su hija recuerda hechos que le ocurrieron a Debbie, una chica que desapareció en los sesenta.
Bárbara le dice a Trish que, con el objetivo de establecer una comunicación directa con Debbie y conocer lo que quiere la chica deben encontrar primero un objeto que le perteneció en un pasado.